jueves, 9 de octubre de 2008
Fascinación del éxtasis perpetuo
"La mujer se encuentra en una crisis erótica aguda. Tiene las manos atadas, no se le ven los brazos. Echa la cabeza hacia atrás y saca la lengua. Arquea el cuerpo. Trata con gran esfuerzo de acercarse a su imaginaria pareja. Se observa claramente cómo experimenta el orgasmo. Gime, susurra palabras incomprensibles y hace muecas. Luego, se derrumba en el colchón y descansa tiritando. Antes de cinco minutos, la escena se repite. Sin que una pareja, o ella misma, se toque, tiene más de treinta orgasmos en menos de una hora.
De vez en cuando, abre los ojos y despierta de su delirio durante unos minutos. En estos cortos intervalos, durante los que se da cuenta de dónde está, se castiga abofeteándose (la enfermera le ha soltado las manos).
Se abofetea con las dos manos. Luego, las junta y sus labios murmuran oraciones. Se santigua una y otra vez. Es fascinante y triste a la vez observar a esta mujer.
¡Hay tanto frenesí y tanta pasión en esta enferma!
La mujer no es joven ni bonita. No tiene dientes. Es sólo obscena. Está delgada, y suda. No se cansa de entregarse a su imaginaria pareja, pero incluso este espectáculo, cuando se repite varias veces, llega a aburrir.
Por la actitud de su cuerpo (en el momento del orgasmo), esta mujer se parece a uno de esos asombrosos cepalópodos que solía dibujar Bellmer: la mujer toda cabeza y vientre. Los brazos son sustituidos por patas. O sea, que no tiene brazos. A esta enferma no le falta ni la repulsiva lengua de los cafalópodos de Bellmer".
Unica Zürn, El hombre jazmín
me ha fascinado el texto -qué pena, acabo de mirar a ver si hay algún libro de unica zurn en la biblioteca provincial de granada o en la de la facultad y nada.
ResponderEliminarHay una diferencia entre la necesidad de satisfacción sexual y la necesitad de satisfacción emocional. Para la satisfacción sexual la masturbación o el sexo sin amor puede bastar -y que conste que no tengo nada en contra, todo lo contrario, de estas dos saludables, entretenidas y divertidas actividades-, pero la satisfacción emocional no se puede ver satisfecha con ellas. Ciertamente, la satisfacción emocional a veces requiere de un contacto físico, pero es otro tipo de contacto, es un abrazo, una mirada, ese abrazo que a veces queremos que nos de un amigo, y el problema es que en nuestra sociedad parece que es sólo el amante el que puede darte ese abrazo, esa mirada. Si se ve a un chico y a una chica abrazados rápidamente se piensa que son parejas y que como toda pareja el sexo media entre ellos (no es infrecuente para mí, que casi todos mis amigos son hombres, que crean que alguno de ellos es mi pareja porque me han visto acariciarle la mano). Por eso a veces las personas pueden buscar el contacto sexual, porque es casi el único camino libre que nos han dejado para la emoción, el afecto. En nuestra frígida sociedad sólo se nos permite acariciar a alguien con quien tengamos orgasmos (sino tu única alternativa es tener un perro). Y es verdad que puede ser que la satisfacción sexual y la afectiva se den juntas (juntas, que no simultáneas), pero sucede si hay sexo con la persona a la que amamos, y sólo porque amamos a esa persona y esa persona nos ama. La mujer que se describe en el texto de Zurn es una mujer que busca desesperadamente el afecto en el placer sexual, pero en lugar de hallar afecto lo que ha encontrado es cierto patetismo y locura.
El pasaje está extraído de un libro en el que Unica da cuenta de sus experiencias con la esquizofrenia, mientras estuvo interna (muchas veces a lo largo de su vida) en pabellones de mujeres.
ResponderEliminarEl retrato es atroz, patético, fascinante, tierno a su modo... y todo el libro, o buena parte de él, es así. Escritura sin contemplaciones, decía Fackel. Escritura desde el borde mismo de la conmoción o el vértigo.
Apuntas en muchas direcciones, Ana, y estoy de acuerdo con todas. Nuestra sociedad está enferma porque está completamente reprimida sexual y afectivamente, y porque no se saben distinguir ambas cosas. Pretendemos ejercer el monopolio de los afectos a partir de un candado sexual de propiedad exclusiva, y ahí hemos fracasado en todos los sentidos. ¿Dónde queda el abrazo, dónde la ternura?
Hay que abrir grietas, fisuras en los monopolios afectivos, para crecer juntos en con-sonacia y armonía. Vencer los miedos, las envidias, celos, la eterna rivalidad de la conquista y la sumisión. Des-aprender los automatismos que nos llevan a la colisión emocional y asumir la ternura, esa cosa tan rara que da miedo y que tan pocos conocen.
La ternura de verdad, vecina de la compasión. Tan necesarias ambas. Tan escasas en este erial.
A mí el relato no me parece tierno en absoluto, sino crudísimo. Creo que lo de menos es que se trate de una crisis erótica aguda, es una crisis sin más. Los esquizos sufren mucho en sus momentos lúcidos, pero sus alucinaciones pueden salir por cualquier sitio.
ResponderEliminarSé que el subconsciente está presente en nuestros comportamientos, pero no pienso que esa mujer actúe así porque esté falta de cariño filial o sexual. Presencié varios episodios terribles hace muchos años de una persona esquizofrénica y sus paranoias eran tal abanico de situaciones diferentes que darían para escribir dieciocho relatos..
En fin, un tema delicado, pero sí estoy de acuerdo en todos vuestros sentires, es difícil abrazar a un amigo y es más difícil todavía liberarse sexualmente de los candados impuestos socialmente.
A mí por ejemplo me gusta algo que es totalmente contradictorio, jugar a la sumisión-dominación (no me avergüenza confesarlo) en el terreno sexual pero en el afectivo me pasa al revés, las personas posesivas me repelen! Es compatible, no? o es que estoy como un cencerro?????
ResponderEliminarjaja, condesa, yo no creo que estés como un cencerro -me ha hecho gracia tu forma de decirlo- creo que una cosa es el ámbito de la fantasía sexual, de la vida sexual, y otro ámbito el de la vida cotidiana, una cosa son las relaciones sexuales y las otras las relaciones humanas, y que alguien tenga tendencias masoquistas en su vida sexual no significa que luego quiera que cuando va a tomar café con un amigo le pegue con un látigo, o que su pareja esté todo el día insultándole sólo porque en el sexo le puede gustar los insultos. tú misma lo has dicho: es un juego.
ResponderEliminarme parece estupendo que no te de vergüenza decirlo -me irritan los tabús sexuales, y seguramente si fuéramos más abiertos al hablar de sexo, de nuestras preferencias, tendríamos una vida sexual más placentera. las relacions sexuales, como todo tipo de relaciones, requieren un esfuerzo por comprender al otro y por hacerse comprender-.
además, quién no ha disfrutado alguna vez con los juegos sexuales de sumisión-dominación aunque sea en pequeñas dosis...
La cantidad de cosas que están saliendo. Me gusta que habléis con total sinceridad de estos temas.
ResponderEliminarSiempre que se entienda como juego y ambos consientan, me parece muy bien lo que contáis. No lo he experimentado porque entro dentro de la categoría de heterosexual con tendencias absolutamente convencionales, nunca entendí, porque no lo he sentido, la unión placer más violencia o placer más sumisión. La propia Unica Zürn le dedica al tema páginas ferozmente maravillosas y lúcidas en "Primavera sombría", donde habla de su iniciación sexual a los diez años, sadismo, masoquismo, zoofilia incluidos, y lo hace con un aliento poético hipnótico...
Condesa, hablé de ternura y tenía que haber puesto compasión. Tiendo a confundir ambas palabras. Y la mirada de Zürn, sin ser tierna, sí es inmensamente compasiva.
La esquizofrenia es un tema delicado, Condesa, y verás, a vece es más difícil tratar a la familia y al entorno, y lograr que comprendan muchas cosas, y se despojen de prejuicios, que al propio enfermo. Ahora estoy viviendo de cerca una terrible recaída de una amiga que está internada, y ando bastante sensibilizado con el tema.
Nada, que os animo a buscar esos libros, no os defraudarán.
Bueno, no quería ahondar en el tema, pero no quiero que nadie se confunda conmigo, mencionar el juego de la dominación-sumisión no implica necesariamente violencia, sadismo o insultos. Yo lo veo de otra manera, el sumiso se siente protegido bajo una mano dominante y se supone que le gusta demostrar que se abandona a la voluntad del otro con total confianza porque le adora.
ResponderEliminarY el que lleva las riendas no tiene por qué disfrutar usando un látigo ni aprovechándose mezquinamente de un ser más débil.
Jamás le he dado a nadie un tortazo en mi vida!
No, no, Condesa, no he pensado eso de ningún modo, quizá mi intervención parecía dar a entender otra cosa, pero de veras, no pensaría nada raro ni malo de ti, y agradezco en cambio tu sinceridad y tu presencia.
ResponderEliminarAbrazos
Guau...
ResponderEliminarMe gusto, es muy grafica la forma en que escribe la autora.
Yo no veo ternura ni compasion, habla sobre una mujer sin miedo de experimentar. Aparentemente hay que ser perder la razon para sentir palcer sin culpas.
Como lo dice el titulo, a ella
(por la autora) se siente fascinada por esa mujer sin censura ni miedo. La envidia en el fondo...
Besos!
condesa, yo tampoco he pensado nada malo, ni se me ocurriría. quizá fui un poco reduccionista mencionando látigos e insultos con respecto a la sumisión-dominación, pero sé que no es sólo eso, que también es lo que tú has dicho -una sumisión dominación más psicológica-, y también puede ser otras cosas como bondage, ciertas ropas, etc., y que a uno le puede gustar cierta sumisión-dominación (como la que tú has explicado) pero repelerle el látigo, el bondage y todo lo demás. perdóname si te he ofendido, no era mi intención.
ResponderEliminarcambiando de tema pero sin cambiar demasiado, yo creo que lo único que hay que rechazar en el sexo es cuando alguien fuerza a alguien a hacer lo que no quiere. si todo es bajo el permiso mutuo no hay nada que se pueda criticar, rechazar, condenar. quiero decir que no me parecen mal los látigos y bofetones si hay acuerdo. hace algo así como un año vi un documental titulado "sexo en secreto" que trataba de la sumisión-dominación que me dio mucho qué pensar y que me ayudó a abrir mi mente, pues daba una visión normalizada y desmitificada de otra forma de experimentar el placer, independientemente de si uno quiere o no experimentarlo (no todos podemos o sabemos o nos apetece disfrutar con todo, lo cual es normal, a mí me gusta leer pero no me gustan todos los libros que existen) lo principal es que quien quiera hacerlo no tenga que llevarlo escondido como una vergüenza, ni se considere alguien raro o peligroso.