Para Fackel, insigne portador de la antorcha de Kraus
Aquel hombre antiguo se acostó y se levantó medieval. Rompió su caramillo y se compró la primera edición del Martillo de brujas. Al día siguiente se levantó renacentista; adquirió un astrolabio para estudiar las estrellas. Al otro día despertó como ilustrado; concibió severas enmiendas a la Enciclopedia y encontró falible y generosa la guillotina. Un día más amaneció como hombre moderno; practicó el suicidio romántico, la desesperada lucidez y un cierto empedernido dandismo. Al día siguiente el sol lo encontró contemporáneo. Aquí las crónicas pierden su rastro, pero se dice que promovió una guerra, fue poeta y practicó, a dosis iguales, la filantropía y la indignación.
Me ha gustado mucho. Aplausos : )
ResponderEliminarindah
Boquiabierto y sorprendido, menudo comienzo para un "lost", gracias por dar tanto.
ResponderEliminarStalker. Me abruma tu dedicatoria -¿por quién me tomas? ¿tengo yo pinta de maestro de algo? ¿qué crees que porto, sino contradicciones y desencuentros conmigo mismo?- aunque no niego que me emociona.
ResponderEliminarPero tu texto promete. Promete más que vendrán, quiero decir. Esa síntesis tan cinematográfica no va descaminada. Después de todo, desde el hombre antiguo hasta hoy día, ¿cuánto ha llovido? ¿Cuatro, cinco mil años de civilizaciones? ¿Y qué es eso en una dimensión difícil de medir del universo? Y sin embargo, cuando te ciñes a esa evolución histórica tan escasa, qué ridículos somos los homos presentis pretendiendo reducir tiempos, creaciones, búsquedas, sufrimientos, conflictos, etc.
Pero esa ironía finísima de ese tu Homo transtodo no tiene pérdida. Igual hay una antorcha cotidiana más necesaria que la de los mercantiles Juegos Olímpicos que hemos conocido. ¿Y si hacemos de esa antorcha de Kraus una marcha de relevos?
Te deseo energía y salud.
Gracias Indah, nos seguimos en esta virtual trashumancia...
ResponderEliminarAbrazos.
Salud, Antonio!
ResponderEliminarY no olvides que es un "lost" en Marienbad, con todo lo que ello connota...
Gracias por tus palabras
Fackel, yo te tomo por lo que eres, y en ti se aúnan nobleza y humildad. Eres de la casta de los Lamad Wufnik (léase Borges), uno de los pocos hombres justos que sostienen el universo. Así que déjame que elija yo los epítetos para definirte, te lo ruego.
ResponderEliminarEl homo presentis es, en realidad, el verdadero hombre de la antiguedad. Nuestra era tecnológica será recordada por los hombres futuros como un semillero de rencor, violencia y barbarie. Somos los verdaderos hombres primitivos, y aquellos a los que llamamos antiguos a veces tenían virtudes que hoy ni siquiera sospechamos, sin querer por ello enarbolar un discurso retrógrado, claro...
Bienvenido a esta tu casa, Fackel, abrazos
Uhmmm. ¿Sabes? Me ha gustado.
ResponderEliminarCreo que se donde pudo acostarse este individuo. Lo buscare entre ciertas ruinas y atisbare la mezquindad del primer hombre en mis propias barbas.
...La ultima gota de esperanza...
… el ultimo día, estando este escribiendo la última carta, una última estrella lo diviso a lo lejos y parecía agradado de vivir, libre de la dictadura de lo razonable, de la banalidad, de los generales, de las patrias, de las naciones, de los comerciantes de arte, de los microbios, del pasado y del permiso de residencia del momento...
Un Kilo de Salud!
Tú sí que sabes, Bashevis, amigo.
ResponderEliminarGracias por otear esta breve morada...