lunes, 28 de diciembre de 2009

Groenendaal.

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Groenendaal

martes, 22 de diciembre de 2009

Su sombrío. Poemas de Marcos Canteli



Tanzas

1.

el dolor vertebral sella los ojos traslada cera
de una memoria en recesión, ortiga acariciada al
vuelo

quisieran tanza
las palabras -¿y aquél
quién lo quemó?
que a mí me quema


2.

en la noche cerebral crecen líquenes
-cambiárselos quisieras, fuera noche tuya
sin conocimiento

leve

cauterizado ya


3.

afianzar la sutura interior: persiste
un cordón

sedal

(saber que crece
cuanto más se deshace)


4.

no llega la bocanada -mero reflejo: mi
interior de líquenes, extensión crecida

al rescoldo


5.

llegado al estupor -la memoria se apaga y
aquel un quemado aún más en rescoldo, la vida en
rescoldo

se clava


6.

rincones
de la afasia: morada
conservarían (arteria memoria)
los ojos


7.

escampa corazón o huye

quien prende en estuario prende el día,
recompone sus láminas mece memoria de un río
trazado en los dedos

vértebras azules
para ti quisiera

, restos de
escritura

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Edith Södergran. Una brecha en el muro de lo cotidiano.



Para Portinari

Bosque oscuro

En el bosque melancólico
vive un dios enfermo.
En el bosque oscuro las flores son muy pálidas,
las aves muy hoscas.
¿Por qué está lleno el viento de advertencias susurradas,
el oscuro camino de sombríos presagios?
El dios enfermo yace en la sombra,
sus ensueños son malignos.


La condición

Si acción
no puedo vivir,
aherrojada a mi lira
moriría.
Mi lira es para mí lo más alto del mundo
y siempre le sería fiel
si no fuese yo un alma encendida.
El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol.


Esperanza

Como quiero ser libre
me río de las nobles elegancias,
me remango la blusa,
La pasta de la poesía fermenta...
Qué tristeza
no poder cocer catedrales...
La altura de las formas:
diana de mis esfuerzos.
Hija de tu tiempo:
¿No tiene tu espíritu su propia corteza?
Antes de morir he de cocer
una catedral.


A Eros


Eros, dios crudelísimo
¿por qué me condujiste a la tierra oscura?
Cuando las niñas crecen
se sienten en el ejido de la luz,
arrojadas a una oscura estancia.
¿No se mecía mi alma como estrella gozosa
antes de caer en tu círculo rojo?
Mírame: atada de pies y manos.
Siénteme: aherrojada a todos mis pensamientos.
Eros, dios crudelísimo:
ni huyo ni espero,
solamente sufro, como una alimaña.


Cautiverio

Cautiva, cautiva, quiero cortar mis cadenas.
Con labios dolientes y airados voy por la vida.
Abismos míos, qué quiero saber yo de vosotros,
no merecéis tener nombre.
El bronce se funde con el bronce, y deviene persona,
y la persona va con hierro en su corazón.
Pero ¿tiene acaso el bronce sobre la frente ese aterrador
relucir del dios de los rayos?
Arrojo mi corazón al camino, repártanselo los buitres:
la luna llena me parirá otro.

(trad. Jesús Pardo)